El 14 de octubre el cielo de Mérida se conviertió en el escenario de una noticia histórica para la conservación: un ejemplar de cóndor andino (Vultur gryphus) fue avistado en el parque Nacional Sierra de la Culata.
Este avistamiento ocurre después de casi cincuenta años, sin hasta ahora un registro oficial en la región.
El cóndor andino fue visto a unos 4.680 metros sobre el nivel del mar en el pico Pan de Azúcar.
Lo que significa, una nuevas y poderosas esperanzas para el retorno permanente de esta majestuosa ave a su hábitat natural en los Andes venezolanos.
La importancia de este avistamiento, catalogado como un «dato bastante importante», radica en que el cóndor andino se considera una especie de alta prioridad para la conservación en Venezuela.
La última vez que se documentó la presencia de este condor en Mérida, fue en 1976.
La década de 1990 estuvo marcada por la preocupación, donde expertos llegaron a temer la extinción total de la especie en la zona andina, tal como lo recordó Rodolfo Peña, bombero forestal de Inparques.
Este hito no es una casualidad. En los años de mayor preocupación, se implementaron programas de cría y liberación que buscaron restablecer la población del cóndor, un símbolo biológico y cultural de los Andes.
La reaparición del ave en un punto tan alto de la Cordillera sugiere que estos esfuerzos de repoblamiento y conservación están empezando a rendir frutos.
La presencia de este ejemplar, captada por un trabajador de Inparques durante un monitoreo rutinario, es un testimonio de la resiliencia de la fauna y la recompensa al trabajo de los conservacionistas.
El cóndor andino, con su papel esencial como carroñero en el ecosistema, es un indicador crítico de la salud ambiental de la alta montaña.
Su regreso no solo es una noticia alentadora para la biodiversidad, sino un llamado a reforzar la vigilancia y las políticas de protección en el Parque Nacional Sierra de la Culata y sus alrededores, para asegurar que este ejemplar y otros que puedan estar regresando encuentren un ambiente seguro y propicio para su asentamiento.
La meta es que el cóndor vuelva a ser un habitante frecuente y vital de los cielos andinos de Venezuela.
Considerando este histórico avistamiento y los programas de conservación previos, surgen las siguiente interrogante ¿cuál medida de protección ambiental debería priorizar el país para asegurar el éxito del retorno permanente del cóndor andino a Venezuela?
