Una familia de cuatro integrantes se había mudado a cierto barrio de una ciudad. El padre era chofer de autobús, y por su trabajo muy poco permanecía en casa. La madre era enfermera y trabajaba durante el día.
Un niño de 10 años de edad, y su hermanita de 5 años, pasaban el mayor tiempo en la escuela. Un día la hermanita enfermo y fue hospitalizada. El niño después de la escuela, pasaba con muñeca en su mano frente una cancha deportiva, donde se la pasaban jugando varios niño y jóvenes.
De esta forma el niño pasaba todos los días con con muñeca en mano. Días después comenzó a pasar con flores en sus manos, un día un niño más grande lo enfrentó y lo insultó con rabia y odio llamándolo gay, hasta el grado de golpearlo.
Este niño maltratador le dijo: no te queremos por aquí, vete, ere gay y por aquí no vas a volver a pasar, este jovencito para justificar su acción le cuenta a su madre, quien lo apoya. La madre del niño golpeado va a casa del chico a preguntar el motivo y razón por la que maltrató a su hijo.
Este le dice: lo golpee para que aprenda hacer un hombrecito, su hijo es gay, pasea con muñeca y con flores. La madre del niño responde, mi niño no es gay, el le llevaba todos los día una muñeca diferente a su hermanita en el hospital para que jugara con ella y las flores, más luego se la llevaba al cementerio porque su hermanita murió de cáncer.
Muchas veces nosotros juzgamos a alguien sin saber o conocer, nos dejamos llevar por las apariencias o por lo que otro dicen.
Solo es Jehová, Dios, quien juzga, escrito está en el 1 libro de Samuel: 24:15. «Jehová, pues, será juez, y él juzgará, entre tú y yo. El vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano».