Reflexiones bíblicas

Cierto niño jugaba con un pequeño barco de madera en aguas calmadas a orilla de un río. Al cabo de un momento el barquito se alejó de la orilla a causa de un fuerte viento que en ese momento arreció.

No queriendo perder su barco, el niño pide ayuda a un joven que se encontraba cerca del lugar. Este sin responder palabras, toma algunas piedras de tamaño y comienza arrojarla en dirección al barquito.

Al principio el niño pensó que el muchacho se burlaba de él, triste y desconsolado se sienta a observar como su barco se alejaba. Minutos más tarde se sorprende porque su barquito comenzó a orillarse nuevamente, las piedras lanzadas por el muchacho, caían un poco más allá del barco, lo que permitió que las pequeñas olas producidas por esta acción acercara el barquito de madera.

Muchas veces algo similar pasa en nuestras vidas, perdemos cosas materiales, discutimos con familiares, y se alejan cada vez más, busquemos ayuda primeramente en la paz de Jehová Dios, y confiar en todo momento en él, luego en personas que sin muchas palabras extienden sus manos para ayudar.

Salmo 28:7. El Señor es mi fortaleza y mi escudo; en él confíó mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cantico le alabaré.

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