CRÓNICAS (IM)PERTINENTES
Dr Aquiles José Amares Pugarita
Universidad Territorial Deltaica Francisco Tamayo
Docente Titular
Ante el dilema fundamental del maestro del padre Libertador Simón Bolívar y fomentador de los valores educativos, formativos, y morales republicanos; Simón Rodríguez, a quien debemos revisitarlo y prestarle mucha atención, en tiempos contemporáneos respecto a la dinámica societal en curso. Debemos, como Republica Bolivariana, vadear el cerco real de los entuertos y enemigos de la Patria, enfrentando todos los obstáculos tras la búsqueda permanente y con persistencia de un nuevo ser colectivo republicano en libertad y profundamente soberano. Al respecto y en agradecimiento por contar como cimiento patrio a una figura como lo representa Simón Rodríguez, junto a Andrés Bello, el padre Andújar, Miguel José Sanz, entre otros. Considerando también, por supuesto, una figura que poco se nombra en plan formativo del Libertador, pero que resulta imprescindible. Me refiero al precursor, o uno de los precursores, de la independencia hispanoamericana como innegablemente lo es Francisco de Miranda, que, en el horizonte futuro y tiempo mediato, se proyecta el tricentenario de su nacimiento. No se puede dejar de lado y reconocer todo lo que significó Miranda en la configuración del pensamiento, acción y obra del Libertador en el proyecto de liberación de las tierras americanas. En otro momento me detendré a comentar tales hechos de significativa efeméride. Vuelvo entonces, a retomar el tema que me ocupa en este momento; el dilema robinsoniano. Dichos y manifestados los reconocimientos al maestro Simón Rodríguez, en los momentos actuales nos convocan a hacer los esfuerzos de ir más allá del dilema robinsoniano. Romper la posición dilemática; inventamos o erramos. Trascender tal dicotomía es necesaria e imprescindible asumirla por el bien colectivo integral de la Patria misma. A ello anteponemos el verbo herrar, cuya conjugación actual significa acertar, https://dle.rae.es/herrar, en plural, herramos, acertemos pues. La clásica tríada o bella flor dialéctica, nos convoca a apelar y poner en práctica las acciones que permitan obtener un progreso argumentativo y concreto para romper y superar la contradicción robinsoniana, en función de una síntesis que nos posicione en un nuevo estatuto de piso firme de avanzada en los nuevos tiempos. ¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo? Trascendamos el circulo robinsoniano, con afán de afinar la puntería, con elevación de compromisos morales y una ética que persistentemente esté atenta a cualquier desviación de los principios que como república bolivariana en revolución permanente nos debemos y merecemos. Severidad y pulcritud, en la administración de justicia ante los enemigos de la Patria Bolivariana; internos y externos, de izquierda y derecha, sin contemplaciones ante la traición de quienes atentan contra los intereses del común; de todo el ser colectivo nacional. Si queremos Patria, hay que ser vertical e incólume ante la organización criminal y el delito. Bolívar, la historia lo certifica, fue severo ante ello. Construir y plantar un nuevo bloque histórico, de nueva hegemonía popular bolivariana, como lo direccionó el comandante presidente victorioso Hugo Chávez Frías, pasa por deslastrarnos hasta disminuir a su más mínima expresión las taras de la corrupción y traición de los valores patrios.
Compatriotas todas y todos, hay que seguir haciendo esfuerzos por inventar, crear, innovar y producir conocimiento liberador y soberano para la búsqueda permanente de soluciones de salidas a este cerco que pretenden los enemigos internos y externos a nuestra patria. Hay que disminuir el error a su mínima expresión con consciencia, métodos, procedimientos y prácticas morales bien pensados, reflexionados, para enfrentar la realidad tan compleja como la vida misma, pero poniendo todo el empeño por una nueva realidad que supere las acciones erráticas y nos conduzca a una posición de bienestar colectivo en sana paz, como nos lo merecemos.
El Libertador Simón Bolívar, como buen discípulo de sus maestros, estableció y nos legó una síntesis de su pensamiento, tan común como cotidiana, que poco reparamos en ella: Moral y luces son nuestras primeras necesidades. Moral que es honradez, ética y decencia. Luces que son información veraz, formación formal e informal, permanente y para toda la vida en todos los ámbitos de la Patria. Hay quienes dicen, con eso no se va, ni se hace abasto: Craso error de mentalidades alienadas, que están intervenidas y carcomidas por la propaganda enemiga. Bolívar tiene mucho que hacer en nuestra Patria, retomemos pues la senda que nos trazó, junto a todas las generaciones de mujeres y hombres que dieron todo de sí; incluso sus vidas y que hoy constituyen el fundamento moral y existencia vital a nuestra amada Patria Bolivariana venezolana.
Tucupita, Delta Amacuro
Fachada Atlántica de Venezuela
Lunes, 03 de marzo de 2025